Después del parón veraniego, volvíamos a la normalidad; volvíamos a casa después del largo verano en casa de los abuelos, donde el único despertador era mi tita llevándonos un vaso de colacao a la cama para que siguiéramos durmiendo. Donde disfrutábamos a la sombra de un alcornoque oyendo cantar a mi abuelo, descansando después de estar subida en la trilla dando vueltas a la parva. Armándonos de valor para volver a los corrales de las vacas donde habíamos olvidado la rebequita o tumbandonos, al sol, en las piedras azules del rió.
Después de tantos años, Septiembre y su vuelta al cole es el inicio del nuevo año. Y así aparecen los nuevos propósitos, nuevos proyectos o la conclusión de los que tenemos en marcha, y dentro de una año mirare hacia atrás y haré balance; algunos se habrán conseguido, otros se desvanecieron por el camino, pero siempre con la posibilidad de volver a retomarlos.
Bienvenido Septiembre.