domingo, 26 de junio de 2011

¿Que vemos si miramos mas allá de nuestro ombligo?

"Yo creía que sin mi ducha y mi café por la mañana no era nadie. Hasta aquella vez en la que salí de su casa casi sin acabar de vestirme, medio saltando por la ventana y escondiéndome entre los árboles del jardín"
Sumergiéndome entre las paginas y paginas web del ciberespacio, encuentro verdaderas joyas, que personas anónimas escriben y, que de una forma u otra no me dejan indiferente.

Y este es el caso de hoy, he terminado los libros del e-book para este mes, y me he dado a la tarea de buscar nueva lectura, y un click te lleva a otro y de repente encuentras algo que te gusta y piensas esto a favoritos ya.



Los amigos de verdad
Alguien me dijo un día que él solamente tenía cinco amigos de verdad. Los contó con los dedos de una mano. Y me preguntó cuántos tenía yo. Así que comencé a citarlas, a mis amigas de verdad. Interrumpió el conteo con esta pregunta: “Pero, ¿de verdad? ¿de los que siempre estarán ahí? ¿de los que estarán cuando los necesites?”.
Y paré de contar. Dudé de si quienes estaba nombrando eran mis amigas de verdad.Durante semanas le di vueltas a esta pregunta. Pensé, recordé, me pregunté. Le envidié. Les envidié y les espié a cada paso que daban como queriendo mostrarme que sólo ellos eran amigos de verdad.Hasta que tú regresaste de tu destino, en la otra punta del país. Nos tomaste de las manos mientras hablábamos. Escuchaste nuestras penas, nuestras dudas o nuestras incertidumbres. Consolaste nuestros corazones al tiempo que nosotras acunábamos el tuyo con nuestro aliento. Esta vez no lloramos e hicimos planes para vernos en tu nueva ciudad, para estar juntas dejando las tristezas de lado por unos momentos. Encontraste unas horas en tu difícil cotidianidad para abrazarnos, aunque sabías que te esperaríamos en el portal de tu casa hasta que pudieses salir, sólo para darte un beso. Regresaste tú y las dos soplasteis las arenillas que cegaban mis ojos. Recordamos momentos no tan lejanos en el tiempo y volví a citar nombres. Y en cada uno de ellos, de aquellos que había comenzado a contar en aquella charla hace un tiempo, volví a ver de forma clara a los amigos de verdad.Las tres, tan distintas en tantas cosas importantes, somos iguales en nuestra esencia. Porque las tres estamos unidas por nuestros tobillos gracias a la magia de aquella cadena. Para siempre, estoy segura de ello.
 P.S: Y en días como estos, también te dedico esta entrada a ti porque hace un año me sujetaste de la mano y me ayudaste a bajar de la montaña rusa en la que me había subido y de la que no sabía cómo bajar. Soportaste mis llantos, mis dudas y mis inseguridades con esa paciencia que siempre has demostrado conmigo. Ojalá sigamos teniendo ambos la capacidad de reír incluso cuando la tristeza parece que se va comiendo nuestras almas.


¿Tan maravillosa es nuestra vida, que llega al aburrimiento y la complicamos mas de lo que ya es?



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